Por Á.S.
Había una vez un prehistórico niño llamado Álex que mantenía siempre la misma rutina: se levantaba, se iba a cazar, dormía la siesta, tallaba alguna de sus armas de piedra y dormía de nuevo. Un día, mientras tallaba sus armas de piedra caliza, el suelo empezó a temblar al mismo tiempo que el techo se desmoronaba poco a poco. Álex intentó huir, pero al salir de la cueva, le dio un golpe de calor y se desmayó.
Cuando despertó, estaba en un lugar distinto, era una cavidad desconocida, y habitada por cinco osos. El pequeño, aterrorizado, gritó, pues pensaba que él mismo se convertiría en la suculenta cena de los omnívoros. Para su sorpresa, Papá Oso exclamó:
-«No temas, chico. Todos piensan que somos temibles, pero no es cierto. ¿Quién te crees que te ha rescatado?”. -Tras él, continuó hablando Mamá Oso:
-Cuentan los demás animales que han visto a Dientes de Sable merodeando por la zona. El felino lleva dos meses sin pegar bocado. Si no fuera por nosotros, a estas alturas serías pasto de sus fauces».
Mamá Oso y Osezno Papá y Mamá Oso
Apenas había terminado de hablar cuando se escuchó un profundo rugido.
-¡Oh no! Parece que Dientes de Sable se aproxima. -dijo Abuela Oso mientras Osezno se escondía detrás de una roca en la cueva.
-¿Dónde está Abuelo Oso?-balbuceó asustado Osezno al mimo tiempo que fue interrumpido por Dientes de Sable:
-¡Grrrrrrrrrrrrrrrr! ¿Habláis de mi cena?-rugió dando un estruendo el salvaje felino… -porque en cinco segundos pegaré mi primer bocado… -y continuó contando: -uno, dos…¡grrrrrrrrrrrrrrr, ahhhhhh!-rugió retorciéndose dolorido al ser traspasado por una de las piedras con punta que Álex había tallado.
-¡Corred! ¡Tenemos poco tiempo, no tardará en despertarse!-Gritó el valiente Álex. Juntos, la familia plantígrada y Álex huyeron hasta refugiarse en un lugar secreto difícil de encontrar.
En medio de una situación tan conflictiva, Álex descubrió que realmente no era un cobarde, pues no solo aprendió a convivir con los osos sino que además plantó cara a una de las alimañas más temidas de la zona.
Moraleja: las situaciones difíciles nos retan, pudiendo sacar lo mejor o lo peor de uno mismo.
A.S.
Dientes de Sable