Por E. A.
Un día, la abeja y la serpiente tuvieron una discusión. La serpiente dijo: -¡La gente muere por miedo a mi apariencia aterradora, no por mi mordedura!, -pero la abeja no lo aceptó. Para probar su punto, la serpiente se acercó al pastor que dormía debajo de un árbol y le dijo a la abeja: -Picaré al pastor y me esconderé. -Así, serpenteó y presumió encima de su cabeza.

La serpiente mordió al pastor y la abeja empezó a volar sobre la cabeza del pastor. El pastor se despertó y dijo: -¡Oh maldita abeja! -y comenzó a drenar el veneno y puso un poco de medicina en su herida y después de unos días mejoró. Luego volvió a descansar cuando la serpiente y la abeja hicieron otro plan: ¡esta vez la abeja le picó y la serpiente se lució!
¡El pastor se despertó y salió corriendo tan pronto como vio la serpiente! Por miedo a la misma, no se detuvo a extraer el veneno y tampoco usó ninguna medicina… Unos días después, el pastor murió por el efecto del veneno.
Moraleja
Así nos ocurre ante muchas enfermedades y problemas. La gente se deja llevar por el pánico y no piensa ni actúa con claridad. Las personas que enfrentan los problemas buscando la solución, suelen salir airosos de los mismos.