Luna, la nube.

 

Claudia, C.

montaña

Érase una aldea maya donde hacía mucho tiempo que no llovía. Reinaba un sol ardiente que impedía que crecieran las cosechas. Así, las gentes del pueblo no tenían nada para comer. El caudal de los ríos se reducía a un hilito y había muchas dificultades para encontrar agua fresca y limpia.

Los mayas pensaban que los dioses los habían castigado, por lo que hacían muchos sacrificios humanos, pero ninguno de ellos cambió la situación.

En la aldea vivía una joven con el pelo ondulado y oscuro,  ojos pardos y piel cobriza. Se llamaba Luna. Cada vez que sacrificaban a una persona inocente, Luna se compadecía y sufría por ellos. Una noche, mientras dormía, tuvo un extraño sueño donde se le apareció Chaac, el dios maya de la lluvia. Este le dijo que ella podía salvar a su pueblo, pero por más que Luna le rogó, el dios no le explicó cómo hacerlo y desapareció. La joven se quedó toda la noche pensando en cómo podría acabar con las muertes.

agua.jpgTiempo después tomo una decisión: se ofrecería voluntaria como sacrificio  y así contentaría a los dioses. Al día siguiente  se lo contó a todo el pueblo, quien intentó detenerla, pero no surgió efecto. Luna subió a la boca del gran volcán  y se arrojó a su interior. Los dioses se fijaron en la bondad y compasión de Luna y a cambio la transformaron en una nube. Luna subió a lo alto del cielo. Días después extrañaba tanto a su pueblo que empezó a llorar, las lágrimas de Luna se transformaron en la ansiada lluvia que todos necesitaban. Así, la joven y valiente Luna logró que su pueblo recuperara sus cosechas, la pesca en los ríos y el agua fresca y limpia en las casas.

Publicado por Fran Sánchez

Profesor de Lengua y literatura. #Recursos educativos para Secundaria y Bachillerato.

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